viernes, 31 de julio de 2009

Puerta de Santa María, en Burgos

Aunque esta puerta fue diseñada y realizada en el siglo XVI (ya fuera del periodo propiamente "medieval"), me ha parecido adecuado dedicarle una entrada en este blog debido a su increíble diseño, su monumentalidad y porque, al fin y al cabo, se trata de la "restauración" de una de las puertas de la ciudad y, por tanto, de origen medieval.

La sensación que tuve al situarme frente a la Puerta de Santa María, la primera vez que la vi, es indescriptible, por eso os aconsejo a todos que la veais con vuestros propios ojos. La blancura de su piedra y la enormidad de su diseño la hace realmente espectacular.

Uno de los empeños fundamentales de los consejos en el siglo XVI fue la renovación de las puertas de ingreso a la ciudad, por razones tanto funcionales como de carácter estético y emblemático. Buena prueba de ello es el Arco de Santa María de Burgos, construcción en la que se combinan aspectos góticos y renacentistas, y cuyo programa iconográfico sirve, en este marco monumental, de permanente glorificación del emperador Carlos y de la historia de la propia ciudad. De marcado carácter defensivo, fue sede del cabildo burgalés. Los encargados del proyecto fueron Francisco de Colonia y Juan de Vallejo mientras que las esculturas son obra de Ochoa de Arteaga. La puerta de Santa María simula un castillo, con dos robustos cubos que encuadran el arco de ingreso.

Comunica la plaza de la catedral con el río Arlanzón. Es obra del siglo XVI, que sustituye a otra anterior. Se concibió como monumento triunfal en honor de Carlos V; con este objetivo la proyectaron Francisco de Colonia y Juan de Vallejo, con un programa iconográfico cuyo fin es exaltar los grandes protagonistas de la historia de Burgos: el fundador, Diego Porcelos; los jueces Laín Calvo y Nuño Rasura; los héroes legendarios, Fernán González y el Cid Campeador, y el rey en cuyo honor se erige, Carlos V. Dos grandes cubos encuadran el arco de ingreso, donde se practicaron nichos que alojan las estatuas indicadas, todo ello bajo la protección de un ángel custodio y de la patrona de la ciudad, la Virgen María, insertos en sendas hornacinas en el cuerpo superior; este cuerpo ático está a su vez jalonado por cuatro torrecillas almenadas. Las esculturas son obra de Ochoa de Arteaga. Parece que aquí se reunía el concejo de la ciudad desde el final de la Edad Media. Conserva algunos restos antiguos de gusto islámico.

(FUENTES: cvc.cervantes.es; artehistoria.es)

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