martes, 29 de diciembre de 2009

Estella - Lizarra

Esta quinta parada nos conduce a Estella-Lizarra, casilla nº 5 del juego de la Oca. Salimos de la localidad de Puente la Reina por el puente románico sobre el río Arga y giramos a mano izquierda para despedirnos de este precioso pueblo por Zubiurrutia, el barrio de las monjas. Entonces entramos en la comarca de Val de Mañeru, pueblo de vino. Cruzamos Cirauqui pisando parte de una calzada romana y un puente de la misma época (transformado en el siglo XVIII). Visitaremos las localidades de Lorca, Villatuerta y, por fin, llegaremos a Estella-Lizarra.

Estella es una ciudad medieval cuyo auge y crecimiento es debido al Camino. La Arquitectura y convivencia entre navarros, francos y judíos le ha valido el calificativo de “pequeña Toledo”. Puede considerarse una ciudad francesa en el corazón de Navarra. Es tal el cúmulo de parecidos con la ciudad francesa de Le-Puy-en-Vezelay, punto de partida de la vía Podense hacia Santiago, que podemos descartar la casualidad. Ambas cuentan con sendas basílicas dedicadas, en lo alto de un cerro, a la Virgen del Puy, ambas imágenes de la Virgen son negras, ambas ciudades cuentan con el mismo patrono, San Andrés. Ambas se han levantado al abrigo de los meandros de ríos parecidos y, si superponemos los planos de ambas, la disposición de sus monumentos es idéntica pero invertida, como si Estella quisiese reflejar en un espejo Le Puy. Fruto de repoblaciones francas durante los siglos XI y XII, Estella se pobló básicamente con oriundos de la zona de Vezelay que encontraron en la ciudad del Ega un ambiente evocador de su ciudad natal, que quisieron reproducir por estos lares.
Resulta muy interesante de visitar la Iglesia del Santo Sepulcro, del siglo XII, con una portada de 12 arquivoltas y un tímpano que representa a Cristo bajando a los Infiernos y un friso del Apóstol Santiago Peregrino; las románicas de San Juan Bautista y de San Miguel, la de San Pedro de Lizarra de estilo Gótico, la de San Pedro de la Rúa con su capitel de columnas torcidas y el Palacio de los Reyes.

Como no podía ser menos, Lizarra también cuenta con sus propias leyendas del Camino. Una de ellas cuenta porqué en la hornacina sobre la puerta de entrada del templo de Rocamador, a la salida de Estella, puede verse una talla de Nuestra Señora en Majestad en la que, contra lo habitual, el Niño descansa sobre el brazo derecho de su madre en lugar del izquierdo. Cuenta la leyenda que un peregrino fue acusado de la muerte de un vecino durante el jolgorio que acompañaba a las fiestas de Santiago. En vista de que algunas pruebas circunstanciales lo delataban, fue condenado a muerte a pesar de porfiar en su inocencia. Cuando se iba a ejecutar la sentencia, ya sobre el cadalso, el peregrino pidió la palabra y declaró que, como prueba de su inocencia, en ese momento el niño que acunaba la Virgen de Rocamador cambiaría de brazo. Los vecinos corrieron a comprobarlo y volvieron admirados por el prodigio. El peregrino quedó en libertad y pudo continuar su camino.

(FUENTES: Caminodesantiago.consumer.es; elcaminoasantiago.com; infocamino.com)

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